
El ministro de Hacienda se vio obligado a defender su gestión, luego de un duro cuestionamiento que hiciera el economista Sergio Melnick.
“Es mentira que Velasco haya ahorrado”, dijo sin anestesia el ex panelista de Tolerancia Cero, acusándolo de ser el ministro más gastador de los cuatro gobiernos de la Concertación. Además agregó que los recursos de los fondos soberanos no son mérito del secretario de Estado, sino una herencia del precio del cobre.
La relevancia de esta crítica radica en que apunta al corazón de lo que muchos no se atreven a cuestionar: el manejo macro de Velasco. Aunque viene de cerca, el ministro replicó: “no es que quiera enfatizar de modo desmesurado los logros de este Gobierno, pero que Chile haya logrado ser un país ordenadito en la macroeconomía, es un logro tremendo”.
Al respecto habría que recordarle a Velasco que en 2006 recibió las finanzas públicas ya ordenaditas. El propio Eyzaguirre reconoció que durante su mandato hubo una clara orientación hacia lo macro y que le faltó tiempo para abordar las reformas micro que en ese entonces eran urgentes y que después de cuatro años siguen pendientes.
La paternidad de la regla estructural tampoco está en duda y fue respetada en el Gobierno anterior (1,0% del PIB en 2001; 0,6% en 2002; 0,7% en 2003; 1,0% en 2004 y 1,0% en 2005), lo que no puede decirse de este, ya que el desorbitante gasto público de 2009 llevará a un déficit fiscal estructural de 0,4% del Producto. Hay que reconocer, entonces, que el orden y la disciplina no fueron la prioridad de este año y, pero aún, quedaron enormes dudas acerca de la eficiencia del gasto impulsado por Hacienda. Porque pese a haber destinado un monto equivalente al 40% de lo que dejó el boom del cobre, no se logró evitar la recesión y Chile terminó siendo más vulnerable a la crisis internacional que el promedio del mundo. Y mejor no comparar con los países emergentes.
Lo Pendiente
“Lo que importa es el PIB per cápita”, aspecto que –afirma Velasco- no se ha desacelerado. Eso es cierto: este año caerá US$230 según el FMI.
De cualquier forma, ¿qué significa que Chile registre un Producto por habitante de US$14.299? Mensualmente implica un monto en torno a $650 mil, que duplica el ingreso promedio de las personas. Por lo tanto, la importancia de esta variable en países donde la concentración de la riqueza es extrema y que, por lo tanto, la brecha entre los ingresos altos y bajos es una de las más altas del mundo, se reduce notablemente. Su relevancia es meramente estadística, pues no es un reflejo de la realidad.
Pero lo más insólito de la autodefensa de Velasco fue aquello que para alcanzar un progreso que permita acceder a ingresos por habitante similares a los de países industrializados hay que hacer una “pega” adicional en materias como educación, integración de más fuerza laboral, innovación, tecnología y reformas al Estado. ¿Acaso no es la función permanente de la autoridad económica generar los incentivos para lograr esos objetivos? Estos son precisamente los temas pendientes que la actual administración debió abordar durante su período.
Finalmente, es impresentable que el ministro de Hacienda sostenga que “a veces es más complicado administrar un período de auge que de vacas flacas”. Eso revela que el objetivo era solo administrar y que nunca hubo un proyecto de cómo invertir los recursos del cobre para impulsar al país a dar el salto al desarrollo. Además, plantear que la pobreza es más fácil de administrar que la riqueza demuestra un brutal desconocimiento de lo que significa ser pobre, lo que es imperdonable en quien debe liderar su derrota.
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