Cristina, Rafael, Evo y Hugo: El populismo demagógico tiene pies de barro

Si todo estuviese tal como ellos lo afirman, nadie hubiese temblado tanto con el motín salarial de 800 policías en Quito. El aspaviento del falso golpe de Estado tiene una única explicación: pies de barro en los populistas demagógicos sudamericanos.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). El levantamiento policial que jaqueó a Rafael Correa, la derrota electoral que enfrentó Hugo Chávez, la victimización del matrimonio Kirchner ante los dos hechos y los intentos reeleccionistas de Evo Morales -pese a que lo prohíbe la Constitución de Bolivia- son signos de la debilidad intrínseca y ausencia de sentido democrático que tienen los gobiernos populistas de la región lo que los obliga a denunciar intentonas revolucionarias que ocultan la ausencia de actitud democrático y la caída del apoyo de sus respectivos electorados.

Que el Gobierno de Rafael Correa tambalee por una revuelta policial, que Hugo Chávez perdiera el control parlamentario pese a la manipulación de los distritos electoral a la hora de elegir un legislador, que el matrimonio Kirchner tenga que mandar a Hebe de Bonafini a amedrentar a la Suprema Corte de Justicia y que Evo Morales no tengo apoyo en el Congreso de Bolivia para conseguir la reelección son también síntomas indiscutibles de la debilidad de los 4 gobiernos pese a la imagen pétrea que quieren enviar con sus campañas de marketing político.

Los 4 gobiernos enfrentan 3 circunstancias comunes:

> La 1ra. es la creencia de que son intocables, que los poderes externos y las oposiciones internas no tienen otra opción que recurrir a la violencia para desplazarlos, lo que genera una radicalizada que asumen ante el fracaso de tratar de imponer su voluntad.

> La 2da. es la atomización de las oposiciones en los 4 países, su incapacidad de unirse, realizar un proyecto común y convertirse en una alternativa válida de recambio electoral para los Gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y el matrimonio Kirchner.

> Por último, la combinación de las 2 previas realidades (gobiernos autoritarios y soberbios y oposiciones incapaces de asumir su rol histórico) hace dudar sobre la continuidad del sistema democrático que tanto le costó recuperar a la región luego de las dictaduras militares de la década del '80.

La realidad de Venezuela, Ecuador, Bolivia y la Argentina contrasta con Chile, Brasil y Uruguay donde las izquierdas gobernantes han preferido no caer en el populismo berreta, declamativo, intelectualmente pobre y militante para conservar el poder y lograron que la alternancia democrática sea una posibilidad pese a que las oposiciones no tengan chances en las urnas (salvo en el caso chileno).

Es lamentable que Cristina Fernández de Kirchner aproveche su rol de Presidenta del Grupo de los 77 y Néstor Kirchner la titularidad del Unasur para criticar a la oposición, a la Justicia y a los medios de comunicación ante los hechos que se produjeron en Ecuador tratando de hacer un paralelo con lo que ocurre en la Argentina.

Pero es aún más grave que el matrimonio Kirchner también los responsabilice por la derrota electoral de Hugo Chávez o de no apoyar los intentos de violar la Constitución de Bolivia de Evo Morales, por temor de que ocurran también los dos hechos en el futuro en la Argentina.

Nadie quiere un golpe de Estado contra el matrimonio Kirchner, pero tampoco nadie quiere que se perpetúen el poder. Pero la actitud del matrimonio Kirchner hace dudar que acepten un recambio democrático si las urnas lo ordenan, como ocurre con Hugo Yasky en la Central de Trabajadores Argentinos, justamente, un hombre seducido por el Gobierno.

En medio de la victimización que lanzó el matrimonio Kirchner, conceder asilo político a Galvarino Sergio Apablaza fue una cachetada para las relaciones con Chile y tiró por la borda todo intento de obtener de Irán la extradición de los responsables del atentado a la AMIA; otro signo de la creciente debilidad de la Quinta de Olivos que prefiere su alianza con las organizaciones de derechos humanos a respetar pactos internacionales.

Las dimensiones del ataque lanzado por el Gobierno contra la Suprema Corte de Justicia ratifica la desesperación oficial por desguazar al Grupo Clarín, al que consideran responsable del fracaso del denuncia sobre la supuesta apropiación de Papel Prensa que cortó la racha de 8 meses de recuperación en la imagen positiva del matrimonio Kirchner y, a su ver, la cauda de la caída de 5 puntos en la intención de voto en menos de un mes.

La decisión de aniquilar a sus enemigos llevó a la Quinta de Olivos a apoyar a Hugo Moyano en su maniobra para romper a la CTA, dado que la central obrera alternativa corría al Gobierno por izquierda con su pedido de reconocimiento por parte del Ministerio de Trabajo.

Sin embargo, el favor realizado al camionero Hugo Moyano puede costarle muchos votos al matrimonio Kirchner entre sectores que consideraban seguros, en especial, al mandar a la oficialista Milagros Salas a terminar de quebrar a la CTA y de haber desnudado la incapacidad de la izquierda para negociar una simple elección.

Hugo Moyano también está afectando con su actitud la interna del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires. Las peculiares ausencias de Alberto Fernández y Florencio Randazzo permitieron a los dos dirigentes despegarse de la caza de brujas desatada por el camionero sobre los intendentes que apoyaron a Francisco de Narváez en 2009.

También cayó muy mal entre los Barones del Conurbano que se lance una campaña de afiliación antes de la realización de la interna partidaria, dado que puede haber todo tipo de maniobras para desplazar estructuras punteriles de un lado a otro, lo que podría hacer tambalear algunos de los liderazgos territoriales.

Hugo Moyano está acostumbrado a imponerse con demostraciones de fuerza, pero los Barones del Conurbano están también acostumbrados a mantenerse en el poder con demostraciones de fuerza, lo que implica que la presencia del camionero someterá al Partido Justicialista Bonaerense a una pulseada que sólo puede beneficiar a cualquier candidato de la oposición que prometa respetar los liderazgos territoriales.

Néstor Kirchner logró que Daniel Scioli adelantara su proceso de separación del oficialismo (más ahora con la reciente emisión de deuda por 550 millones de dólares) y que Sergio Massa rechazara aplicar colectoras, lo que ofrece dos liderazgos –o uno, si alcanzan un acuerdo- para los intendentes que se vean acosados por las presiones de Hugo Moyano.

Las jugadas que arriesgan Néstor Kirchner y el titular de la Confederación General del Trabajo en Buenos Aires parecen no tener en cuenta que el oficialismo carece de candidatos fuertes en Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Capital Federal (donde ya se habla de lanzar a Carlos Tomada para enfrentar a Mauricio Macri) y que debilitar las alianzas en el conurbano pueden ser la causa de una nueva derrota electoral.

Para el matrimonio Kirchner, toda decisión política es peligrosa, como ocurrió con la Ley de Glaciares, que fue aprobada por sólo 2 votos de diferencia, en donde los senadores patagónicos, pampeanos y del Litoral se impusieron sobre sus pares de las provincias cordilleranas que tendrán ahora pocas posibilidades de conseguir inversiones y cobrar regalías.

Si bien la Casa Rosada se mostró prescindente de esta segunda votación de la Ley de Glaciares, no dar instrucciones a los legisladores fue una forma de facilitar su tratamiento, en especial, cuando las encuestas mostraban a la Quinta de Olivos que frenar la aprobación de la propuesta tenía impacto negativo sobre los votantes jóvenes, uno de los blancos electorales del matrimonio Kirchner para el 2011.

En medio de tantos problemas de armado político, la Quinta de Olivos lanzó un profundo acoso de la Administración Federal de Ingresos Públicos sobre grandes empresas donde se destaca la acusación al Grupo Bunge de evadir $ 1.100 millones y las inspecciones masivas al Grupo Techint, el Grupo Arcor y otra docena de holdings.

En todos los casos, los argumentos son los mismos: las empresas facturan mucho pero ganan poco y los obligan a realizar suculentos adelantos de Impuestos a la Ganancias o se los acusa de triangular exportaciones desde países limítrofes.

El acoso empresario se produjo al mismo tiempo que la Presidente recibía a la cúpula de la Unión Industrial Argentina dando por cerrada la crisis que estalló hace un mes y cuando el ministro de Planificación, Julio de Vido, se reunía con el sector petrolero, repitiendo un comportamiento que mucho éxito le dio al matrimonio Kirchner con intendentes y gobernadores: acariciarlos con la mano derecha y castigarlos con la izquierda.

Los empresarios deberían aprender que el matrimonio Kirchner ya no quiere presencia en sus escenarios, admiración y agradecimiento; ahora reclaman, exigen, sumisión y dinero.

A cambio, los amenaza con lanzarles a la AFIP, con forzar a las empresas cotizantes a pagar dividendos en efectivo o de avanzar con el proyecto de distribución de 10% de las ganancias empresarias que reclama Hugo Moyano.

Si el matrimonio Kirchner asegura que casi tienen ganada las elecciones del año que viene ¿por qué necesita a Hugo Moyano para presionar a los Barones del Conurbano, quebrar a la CTA, retener el voto joven frenando inversiones mineras en las provincias aliadas u obligar a los empresarios a adelantar impuestos y obedecer ciegamente?

Si el matrimonio Kirchner dice tener casi 40% de los votos asegurados ¿por qué una revuelta policial en Ecuador, la derrota en las urnas de Hugo Chávez o el freno a Evo Morales para obtener una 3ra. elección consecutiva los pone tan nerviosos, tan temerosos de su futuro?

No hay que pensar demasiado. Las 2 preguntas, se responden solas.

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