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miércoles, agosto 20, 2014

Los planes del heredero de Walmart en Chile

Benjamin Walton, el nieto del fundador de Walmart, está lejos de ser el típico multimillonario. De bajísimo perfil, este gringo, miembro de la familia más rica del mundo –con un patrimonio de 152 billones de dólares– es una pieza clave en la filantropía local. Casado con la chilena Lucy Ana Avilés, el matrimonio afina los detalles de lo que será su propia fundación y trabajan en otra cruzada: la creación de una ley única de donaciones en Chile.

Un viaje más en su bitácora. Eso al menos pensaba Benjamin Walton. Pero esta vez, la invitación a practicar heliski en Valle Nevado dio un giro de 180 grados a su vida. Aterrizó en Chile en julio de 2002 como un gringo más. A simple vista, nadie podría haber sospechado que era nieto de Sam Walton, el fundador de la mega cadena de supermercados Walmart. Ni siquiera la chilena Lucy Ana Avilés Hernández, que se flechó en el segundo en que “Ben” se sacó las antiparras.

La primera cita fue la primera clase de ski de “Luciana”, como le llaman sus cercanos. Porque hasta ese día, la sicóloga de la UDD y ex alumna del colegio Juanita de Los Andes nunca se había deslizado por la montaña. “Mi familia es cero deporte”, admite. Pasó la temporada de nieve y el romance siguió. Hasta que Ben, hijo de Rob Walton –presidente del directorio del retailer– decidió ir a buscar sus maletas a Estados Unidos para instalarse a vivir en Chile. De profesión arquitecto, tomó clases de español y siguió con el diseño de los proyectos que estaba desarrollando en su país.

Sin todavía caer en la cuenta de que su pololo era el heredero de la familia más rica del mundo –con una fortuna avaluada en 152 billones de dólares– Lucy Ana paseaba con Ben por Santiago. Lo llevó a cuanto supermercado existe sin tampoco saber que Ben se había criado entre carros y estantes llenos de comida. Hasta que uno de sus primos le preguntó –medio en broma medio en serio– si era familiar del fundador de Walmart. “Es mi abuelo”, respondió Benjamin S. Walton. Y les contó que eran muy cercanos, que de chico solía viajar con su abuelo y que juntos recorrían las casi 2 mil tiendas que tenían hasta 1992 –hoy son 11.027 en 27 países–, el año en que Sam Walton murió. “Tenía una memoria impresionante. Era capaz de reconocer si a un empleado lo habían cambiado de un departamento a otro, ya que los conocía a todos”, recuerda Benjamin (ver recuadro).

Lucy Ana no podía creer todo lo que estaba escuchando. “Una de las cosas que más admiro de Ben es su sencillez y su bajo perfil”, dice. ¿Complicado ser un miembro de una de las familias más poderosas del mundo?. “Lo más difícil es convivir con los prejuicios de la gente. Creen que porque eres miembro de una familia como la mía, eres de tal o cual manera. Nosotros somos muy tranquilos y sencillos”, insiste Ben con un perfecto español.

La pareja se casó en la Viña Santa Rita el año 2007. Ahí estaba todo el clan Avilés compartiendo mesa con los Walton, algunos de los cuales llegaron desde Estados Unidos en jet privado. Una visita que incluyó los fuegos artificiales del año nuevo en Viña del Mar, paseos por viñas y playas y una escalada por los senderos de El Colorado. Algunos primos se entusiasmaron y viajaron a la Isla de Pascua. Ésa es la primera parte de la historia.



Los filántropos

La segunda vino con el terremoto del 27 de febrero de 2010. Instalados en Denver, Colorado, el matrimonio Walton Avilés se enteró de la tragedia que despertó al país a las 3:34:08 AM. “Tenemos que hacer algo ya”, le dijo Lucy Ana a su marido. Ben asintió. Para él, la filantropía no es algo ajeno. Al igual que sus hermanos y primos, tiene un rol activo en la Walton Family Foundation (WFF), organización que el año pasado donó más de 325 millones a programas de educación, proyectos de conservación y también a iniciativas desarrolladas en el estado de Arkansas, donde está la sede de Walmart.

Concentraron sus esfuerzos en la zona de Licantén, donde la familia Avilés veranea. “Era tanta la conexión y el cariño con ese lugar, que incluso antes del terremoto habíamos hecho una visita a la escuela de Iloca y teníamos la idea de donarles juegos infantiles”, confidencia Lucy Ana, quien al enterarse que la escuela donde estudiaba el “Zafrada” ya no existía, rápidamente se contactó con un familiar que trabaja en la fundación Alejandro Rojas y le propuso un trato: “Ustedes buscan un sitio en altura y nosotros levantamos la escuela”.

Fue el propio Ben el encargado del diseño original de la casona de 3.100 metros cuadrados, cuyo costo superó los 2 mil millones de pesos. La idea es que tuviera una arquitectura clásica chilena, al igual que la mayoría de las construcciones que, tras el terremoto, estaban reducidas a escombros en los alrededores. Para lograrlo, trabajaron con Joannon arquitectos, oficina con gran experiencia en la restauración de casas de campo. El resultado fue una gran casona con tecnologías modernas –como ventanas de PVC– pero respetando el estilo chileno. La escuela básica abrió sus puertas hace un año y el plan es completar la segunda etapa: la enseñanza media. Las intenciones están, pero concretarlo no es tarea fácil. “En Chile, los filántropos enfrentan muchas dificultades”, dicen a coro.

“Por un lado, está el tema de la desconfianza. Cuando planteamos la idea de ayudar con la escuela, algunos pensaron que teníamos una intención detrás. Hay que romper esa barrera para que se entienda que estamos ayudando en forma desinteresada”, explica Lucy Ana. Ben complementa y dice que “otra dificultad es realizar un proyecto filantrópico desde Estados Unidos. Si no estás presente en el día a día, todo es más lento y la falta de comunicación complica las cosas”.

-¿En algún minuto pensaron en “tirar la esponja” y concentrar su trabajo en Estados Unidos?

-Lucy Ana (LAA): Nunca. Había un compromiso y de hecho le dijimos a la comunidad que la palabra se cumple. Muchas veces nos desmotivábamos, pero había que seguir adelante, uno sabía lo que estaba haciendo, había que esperar más, pelear más, pero finalmente se logró el objetivo.

-En Estados Unidos, es común ver a personajes como Bill Gates y Warren Buffet que donan la mitad de su fortuna. Aquí en Chile no pasa eso…

-Benjamin Walton (BW): El “compromiso” de Gates y Buffet es tema aparte. Para mí, el compromiso no se asocia a un porcentaje de tu fortuna, sino a la labor que realizas para definir responsablemente un enfoque y una estrategia de impacto. Donar plata con el simple fin de donar no tiene lógica para mí. Si vas a hacerlo, tiene que ser de una manera estratégica y estructurada para maximizar tu impacto y el bien público.



Una ley única de donaciones

El matrimonio Walton Avilés divide su tiempo entre el trabajo en la WFF –donde se enfocan en el desarrollo prescolar– y la creación de su propia fundación, la cual van a localizar en Chile para “facilitar el trabajo que realizamos desde Estados Unidos”. Viajan seguido a Chile, al menos 4 veces al año. Además de sus propios proyectos filantrópicos, han volcado sus esfuerzos –junto a un importante grupo de empresarios locales, cuentan– en crear una ley única de donaciones en Chile. Trámite nada de fácil considerando que la reforma tributaria que está en discusión no aborda este tema. Menos el de la filantropía.

En Estados Unidos, los Walton se han asociado en varios proyectos con la fundación The Nature Conservancy (TNC). Hace algunos años, contactaron a los funcionarios de la organización en Chile, la cual estaba interesada en apoyar una ley que unificara todas las reglamentaciones que abordan el tema de las donaciones. Benjamin Walton y Víctor Manuel Avilés –abogado tributarista de Larraín y asociados– se reunieron con el equipo chileno de TNC, “el cual ya trabajaba en el tema con Jeannette von Wolffersdorff (la mujer del empresario Christoph Schiess) y tenían muy avanzado todo”, cuenta Lucy Ana. En la reunión, se analizaron aspectos técnicos –como por ejemplo la incertidumbre para el donante sobre si su aporte tendrá un beneficio o finalmente un impuesto multa– y los Walton solicitaron a TNC que propusieran un proyecto concreto para realizar un cambio legal. Para ello, hicieron una “significativa donación” a la ONG, agrega la señora de Ben Walton. Pero hasta ahora, la ley única de donaciones no ve la luz.

-¿Es difícil donar en Chile?

-BW: Sí. Por ejemplo, si quieres donar en salud o en educación, cada materia tiene su propia norma o regulación. Si lo quieres hacer en medioambiente, no tienes ningún tipo de beneficio. Además hay que tener un abogado para estudiar cada tipo de donación, es muy engorroso.

LAA: Si quieres donar y no tienes ningún beneficio es lógico que mucha gente se desmotive. Y no me refiero a obtener un beneficio tributario sino a que se simplifique el proceso de donar. Sería importante que el Gobierno facilitara la oportunidad de que, si hay gente que quiera hacerlo, lo haga con respecto a sus propias motivaciones.

BW: La mejor manera de tener impacto no es sacar filántropos de Estados Unidos para que donen acá. Si quieres hacer un cambio, tienen que ser los propios chilenos los que se involucren.

LAA: Otro tema que favorece la filantropía en Estados Unidos es la transparencia. Allá todo es público, cualquier persona puede ingresar a los reportes para saber en qué se gastó la plata. Eso no pasa aquí en Chile.

No está en los planes inmediatos, pero a futuro los Walton Avilés piensan vivir en Chile. Tienen dos hijas y quieren que crezcan junto a su familia chilena. Además, están muy motivados con trabajar y supervisar in situ el trabajo de la fundación, que ya se apresta a debutar. Y de paso, motivar a más parejas jóvenes para que se involucren en el desarrollo de Chile, el país donde su propia historia empezó. •••



Benjamin Walton y su rol en Walmart

Durante los veranos, Ben solía trabajar en las tiendas y las bodegas, pero su pasión siempre fue la arquitectura. “Todos los miembros de la familia hemos hecho pasantías en la empresa para entenderla bien”, comenta. Pero nunca ha querido trabajar full time en la cadena de supermercados que fundó su abuelo.

-Como arquitecto, ¿nunca ha diseñado tiendas o supermercados?

BW: No. He participado en reuniones relativas al diseño de tiendas más sustentables y ecológicas, pero no formo parte del staff de arquitectos. Es una empresa pública y hay reglas bien estrictas de cómo interactuar, hay un montón de protocolos, hay un área gris en la que se podría vivir, pero nosotros preferimos verlo como blanco o negro, que no se confundan las cosas.

A lo que sí se ha dedicado Ben es a su labor como director de la Walton Family Foundation. “Todos los primos estamos muy metidos en la fundación. Es ahí donde enfocamos nuestro trabajo familiar”, agrega.



El aterrizaje de Project C.U.R.E en Chile

Otra de las fundaciones que apoya el matrimonio Walton es Project C.U.R.E, la ONG que se ha convertido en el principal proveedor de insumos médicos, materiales y equipamiento para hospitales de países emergentes. “Es una de las veinte ONGs más eficientes de Estados Unidos y opera en más de 130 naciones”, cuenta Lucy Ana.

Project C.U.R.E ya había hecho una donación a hospitales en el norte tras el terremoto, pero al no tener feedback, nunca más volvieron a aportar. “Les hablé de Chile y de Iloca para ver de qué manera podíamos reactivar la donación”, cuentan.

Un funcionario de la ONG viajó a Chile y visitó 15 postas y 4 hospitales de la Sexta y Séptima Región e hizo una lista de las necesidades de cada lugar. Actualmente, la fundación prepara los 4 containers –cargados con hasta medio millón de dólares en insumos cada uno– que se aprestan a llegar a Chile.

Este mes, Lucy Ana y Ben harán la presentación oficial de Project C.U.R.E en el país. La idea es convocar a un grupo local amplio para que apoye la labor de la fundación. “Hay que pagar el envío del contenedor, que cuesta alrededor de 20 mil dólares. El resto lo financia la ONG. Queremos invitar a empresarios que tengan relación o intereses a lo largo de Chile para que hagan su aporte.

Si generan una relación constante de apoyo, pueden beneficiar al país de una manera enorme”, sentencia Lucy Ana.

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3 comentarios:

  1. Anónimo3:43 p.m.

    Pobre chavon se caso con chilena .estas son las putas y chupa pijas de america

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    1. Anónimo9:37 p.m.

      Que estúpido troll, no haces más que desnudar el alma siniestra de los pervanos.

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    2. La conoces? Como le gusta hablar a la gente solo por envidia.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.