Televisores, tabletas y smartphones resultan más costosos en la Argentina por los altos impuestos a la importación y el modelo de ensamblaje
Un televisor cuesta en la Argentina más del doble que en Chile; supera en un 55% el precio promedio en Colombia, y está 28% sobre el costo en Brasil. Las diferencias se repiten, en distinta medida, en la oferta al público de teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras.
Entre sus innumerables particularidades, la Argentina ostenta el liderazgo de precios en la electrónica y algunos electrodomésticos en el nivel regional. Esta brecha sobre los países del vecindario encuentra explicación en un modelo productivo de ensamblaje, con elevadas cargas impositivas que forman una barrera proteccionista, y altos costos logísticos.
Un estudio de la consultora GfK elaborado para LA NACION analiza distintos productos de variadas categorías, con precios medidos en dólares durante el segundo semestre, en la Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú. En todos los casos, el monto para acceder a esos bienes resulta mayor a nivel local. Televisores, teléfonos celulares, computadoras y tabletas, en sus distintas gamas, confirman la tendencia. La excepción se da fuera de la electrónica de uso personal: los lavarropas de carga frontal son más baratos en el país.
Por ejemplo, el precio promedio de las pantallas con tecnología Smart TV se ubica aquí en US$ 1198, contra US$ 1027 en Brasil, y US$ 685 en Chile. "Las variaciones están relacionadas con el modelo productivo que adopta cada país, o su apertura. Por eso, Brasil es más parecido a la Argentina, y Chile o Perú son opuestos, por ser totalmente abiertos", explica Vanessa Aznar, especialista de GfK.
El caso de los smartphones también lo expone a las claras. En el segmento de alta gama, con pantallas de más de cinco pulgadas, el costo en la Argentina ronda los U$$ 777; en Chile, US$ 297. O sea, un 161% menos. Con ese precio, inferior al límite de la franquicia de la Aduana nacional, quien viaje al país vecino podría traer un celular de este tipo sin pagar impuestos. Y aún si lo superara, seguiría pagando una suma inferior, a fuerza de resignar, en algunos casos, financiación y service local. De allí que muchos pasen la frontera para comprar tecnología.
La consultora IFR Monitoring elabora un índice a partir de las publicaciones en diarios y revistas de las marcas y cadenas de retail. "Vemos un comportamiento uniforme donde los precios de la Argentina dolarizados (al dólar oficial) nos está mostrando que nuestro país está un 50% más caro en LCD y laptops, y un 35% en la categoría tablets, respecto de los otros países", señala José María Gey, director de la firma. Por ejemplo, una tableta Samsung Galaxy Tab vale US$ 641 aquí, y $ 422 en México, por citar otro mercado.
Si bien las comparaciones se hacen sobre productos similares, Grey percibe diferencias sobre la vanguardia: "Las restricciones a la importación tuvieron impacto en los modelos exhibidos en los puntos de venta respecto a otros países. Aquí tenemos productos que ya se han dejado de vender allí, porque no se renuevan las líneas a la misma velocidad que en otros países".
Aznar evalúa cómo se compone la oferta. "A través de las ventas en unidades es posible ver que los productos más sofisticados tienen más participación en mercados más abiertos, porque la adopción es más rápida", señala. Y advierte que, aunque con demora, los avances tecnológicos llegan a la Argentina.
A los contrastes de precios debe agregarse una aclaración. Si bien es cierto que la Argentina tiene uno de los ingresos mínimos en dólares más altos de la región, también lo es la inflación, que corroe el poder adquisitivo, mientras sigue expandiéndose la brecha entre el dólar paralelo y el oficial, al que sólo se accede a cuentagotas.
¿Cómo se componen los precios? Los productos importados cargan con impuestos aduaneros (20,5%), impuestos internos a bienes suntuarios (otro 20,5%), aproximadamente, entre otros porcentajes. En cambio, la electrónica local es producida a partir de "kits" que llegan desde afuera: son productos más o menos despiezados que se ensamblan en Tierra del Fuego. Ese proceso de armado en etapas, relata el representante de una firma instalada en el Sur "llega a encarecer hasta 2,5 veces el producto". Un importante ejecutivo también reconoció el impacto de las distancias internas en la reciente presentación de un nuevo smartphone: "Atravesar el país tiene un costo que amplía la diferencia con el precio al que estamos lanzando en otros mercados".
Por último, antes de llegar a los consumidores, las cadenas los remarcan. "Son los que hacen la mayor diferencia -explica un hombre del sector-, acorde con los riesgos que asumen al stockearse.
Ariel Baños, economista especializado en precios, sintetiza los efectos: "Esta industria desaparecería de un plumazo si se liberaran las importaciones, ya que subsiste gracias a las salvaguardas comerciales, pese a carecer de escala y eficiencia. Su enfoque hacia el mercado interno es otra señal de su falta de competitividad en términos internacionales. Es decir, los precios no siguen una lógica de mercado, que los llevaría a niveles similares a otros países de la región, sino que son resultado de una decisión política: proteger a la industria nacional".
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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