Con cinco hijos que criar, a la chilena Minna Pavez le fue imposible seguir trabajando, pero desde el miércoles ella y todas las madres de Chile serán recompensadas con un bono de casi 530 dólares por cada uno de sus hijos que aumentará su jubilación, otra ayuda social del gobierno de Michelle Bachelet.
El bono se pagará desde el 1 de julio de 2009 a todas las madres chilenas, incluso las adoptivas, que hayan o no contribuido al sistema de pensiones durante su vida, independientemente de sus ingresos y clase social, justo cuando cumplan 65 años.
El beneficio no se entrega de una única vez, sino que incrementa el fondo de pensiones para aquellas mujeres que hayan trabajado fuera del hogar o la pensión básica solidaria para las que no lo hayan hecho y carezcan de recursos.
"Es la reparación necesaria de un histórico enfoque discriminatorio hacia el valor real del trabajo no remunerado de las mujeres en los hogares y también la muestra concreta de que Chile se va convirtiendo en una sociedad más justa", dijo Bachelet.
"El sistema de protección social se está convirtiendo en una realidad y lo estamos materializando a pesar de las dificultades, gracias a que la economía chilena fue capaz de generar recursos y fuimos capaces de ahorrarlos", agregó la mandataria.
Minna Pavez trabajó durante 10 años en un laboratorio médico y, aunque intentó seguir después de tener su primer hijo, Darío, la llegada de Margarita, su segunda hija, la obligó a dejarlo. Con su esposo, Juan, decidió que lo mejor era quedarse en casa para cuidar a los niños. Luego vinieron tres hijos más.
Como Minna, la mayoría de las mujeres opta en Chile por desertar del mundo laboral para cuidar a los niños, provocando con eso lagunas en su historial de cotizaciones. En este caso, los casi diez años de trabajo no le permitieron ahorrar lo suficiente para optar hasta ahora a una jubilación.
En la misma situación estaban más de la mitad de los afiliados a las hoy extendidas e imitadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), instauradas en 1981 por la dictadura de Augusto Pinochet, para la capitalización individual de los trabajadores.
El problema afecta especialmente a las mujeres, que en Chile ganan menores sueldos, se jubilan cinco años antes que los varones y tienen una mayor esperanza de vida.
La situación llevó a Bachelet a emprender la que es ya considerada la mayor obra de su gobierno: reformar el sistema de pensiones, instaurando una pensión básica solidaria universal de cerca de 150 dólares y compensando a las madres con un bono por cada hijo, entre otras reformas.
En su primer año de funcionamiento el bono beneficiará a unas 13.000 mujeres que se jubilen después del 1 de julio, ya que no es retroactivo, con un coste de unos 13,4 millones de dólares. En 2010 se entregarán 42.000 bonos.
El dinero del bono -este año equivalente a 286.000 pesos (530 dólares)- será reajustado según la rentabilidad promedio de los fondos de pensiones a partir de la fecha de funcionamiento.
Eso implica que el bono beneficiará especialmente a las mujeres jóvenes y que tengan hijos después del 1 de julio 2009, porque rentará por más tiempo.
Según cálculos oficiales, una madre de hoy con 30 años con dos hijos, a los 65 podrá incrementar su fondo de jubilación con unos 7.000 dólares.
El bono puede ser cobrado de forma paralela para un mismo hijo tanto por la madre biológica como la adoptiva y no se establecen límites respecto de la edad en la que la madre tiene a su hijo.
Se entrega a los 65 años -cinco años después de la edad de jubilación legal para las mujeres en Chile-, para incentivar a que ellas permanezcan por más tiempo en el mercado laboral.
El bono le permitirá entonces a Minna Pavez acceder a una pensión y disfrutar ahora, a sus 67 años, de sus cinco nietos.'
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