En Lima y durante el acto de suscripción de un acuerdo agrícola con Panamá, el presidente Alan García anunció que ha propuesto a los mandatarios de Colombia, Chile, Ecuador y Panamá una novedosa y osada iniciativa para la “integración en profundidad” de los cinco países, mediante un acuerdo multilateral que conduzca a su plena apertura al libre tránsito de bienes, servicios, capitales y personas y que facilite la formación de un bloque unificado para la competencia en los mercados mundiales.
Desde que se impulsaron las iniciativas de integración que en los años sesenta intentaron darle cuerpo a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, Alalc, y a los grupos subregionales como Mercosur y la CAN, no teníamos noticia de una idea con tanto impacto como la que ahora trae el gobierno de Perú. Dada su enorme significación para los convocados; para las otras naciones que hemos reconocido como parte fundamental del Bloque Pacífico de América, y para las relaciones dentro del continente, entendemos que su presentación es un primer paso hacia el serio estudio del que sería un programa de largo aliento para los gobiernos invitados.
Dadas nuestras identidades políticas y fortalezas comerciales, así como del interés común por establecer vigorosas relaciones económicas con los países del Pacífico, en estas columnas hemos llamado a impulsar el Bloque Pacífico, integrado por los países que desde México hasta Chile limitan con ese Océano y destinado a ser escenario de unidad política y económica que propicie el diálogo multilateral y facilite acuerdos comerciales y de desarrollo, como el Plan Puebla-Panamá. Así las cosas, nos complace saludar el proyecto y declarar nuestro interés por profundizar en el conocimiento de sus detalles y debate de su contenido y alcances.
En la presentación, el mandatario peruano anunció los alcances políticos y económicos que llegaría a tener este nuevo escenario de integración de los cinco países que entrarían a suplir iniciativas que surgieron de la mejor voluntad pero cuyas posibilidades reales pasaron sin que los países socios consiguieran darles la madurez necesaria para garantizar su vigencia, defecto que el presidente peruano atribuye a que son modelos que “nacieron hacia adentro y en conflicto, para ver quién produce qué”. Con el realismo que exigen las realidades económicas, el proponente reconoce que es necesario dar paso a nuevas iniciativas que sean “mecanismos de integración hacia afuera para ayudarnos y especializarnos en el gran comercio mundial”.
El presidente García ha dejado claro que los países han de sumarse a la propuesta confiando en que “la integración de nuestros países al crecimiento, la tecnología y al capital mundial, es el motor principal del comercio que está desarrollando a los pueblos, generando empleo y reduciendo la pobreza”. En consecuencia, pues, la participación en el acuerdo impone a los socios aceptar ser jugadores en el marco del desarrollo capitalista y renunciar a veleidades con modelos ideológicos de extrema izquierda, que han sido incapaces de dar respuesta a las grandes demandas de bienestar de la población, un avance que consideramos necesario para la buena salud de la democracia en América.
Parte integral del programa es configurar un bloque económico capaz de establecer una relación con los países del Foro Asia-Pacífico, Apec, que habrán de reconocerlos como interlocutores capaces de entrar a la “ola de la realidad y puedan aprovechar mejor los aspectos positivos de esa realidad” que se realiza en la dinámica económica del libre intercambio y sus beneficios para la plena modernización de los países. El tácito reconocimiento de las dificultades para ser aceptados como pares por países que serían inigualables destinos de nuestras exportaciones deberá dar impulso suficiente a los invitados al acuerdo para iniciar su estudio y discusión y tener la paciencia de avanzar con las dificultades que entrañará tan ambicioso programa.
La existencia de acuerdos bilaterales de libre comercio entre la mayoría de países receptores de la propuesta, o la situación de negociación entre aquellos que aun no los han firmado, motiva cierto optimismo en la posibilidad de que acepten abrir el proceso de discusión que amerita una propuesta que su propio creador reconoce como “audaz”. Dado el contexto, nos quedan entonces grandes interrogantes por la actitud que adopte el presidente Rafael Correa, para quien es difícil oponerse a una iniciativa de integración cuando ha sido promotor, y hoy es presidente, de Unasur, pero también le resulta incómodo participar de una idea que le impondría marcar distancias en sus alianzas con sus socios izquierdistas del Alba, todo ello reconociendo que por razones económicas y geográficas, Ecuador es un invitado necesario en el nuevo grupo.
La iniciativa tiene tan hondo calado e interés que nos impone seguir ahondando en el estudio de sus distintos aspectos, una vez sea divulgada la carta dirigida a sus homólogos y se conozcan las reacciones de los presidentes Santos, Piñera, Correa y Micheletti, en quienes confiamos que se abran a discutirla como posibilidad de realizar la unión del Bloque Pacífico de América.
Artículo original
Oye gordo, por que no te pones un bloque al cuello, y te lanzas al pacifico?
ResponderBorrarDe acuerdo al BID (chequeen Peru21 de hoy dia), la infrastructura del Peru es equivalente a de los paises africanos.
Intercambio cultural y libre frontera? O sea, cuando viaje a Chile, voy a encontrar puros cara de llama hablando quechua... lindo intercambio!!
Y al anonimo que cree que soy UDI, no...y los que creen que soy comunista cuando hablo de la dictadura...NO!!!!
...ponganse de acuerdo!!!