“La mentira es como un virus”. Con esa alegoría, el consultor internacional, ex subdirector de Estadísticas de Canadá y uno de los expertos en la medición de precios más importantes del mundo, Jacob Ryten, busca palabras para describir lo que ocurre en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). “Una vez que existe -completa- no se limita a una sola rama, invade todas las actividades de la organización”, señaló en un reportaje con lanacion.com.
“La Argentina es el único país civilizado que conozco donde el Gobierno ha hecho un intento deliberado, financiado con recursos públicos, para malinformar al público sobre una realidad importante”, explica desde Santiago de Chile este economista de 73 años formado en la London School of Economics.
Con 50 años de experiencia en la análisis y producción de estadísticas públicas, Ryten trabajó en la OCDE y es el coordinador en el programa de Naciones Unidas para el Seguimiento de los Indices de Precios en Iberoamerica. Además, fue docente de la American University de París y de la Universidad de Ottawa.
El especialista, que durante los 80 asesoró a la Argentina y hoy intenta mejorar los datos de Colombia, Chile, Sudáfrica, India e Israel, aseguró que “es imposible creer [que los datos que difunde el Indec] sean confiables”, y explicó que, “en cuanto hay razón para dudar, dejan de ser estadísticas públicas y pasan a ser ideología o propaganda”.
Describió como “un proceso burdo” y no metodológico el trabajo de la intervención en el instituto estatal y habló de “una tentativa organizada para disminuir el impacto de las expectativas de los agentes económicos en la tasa de inflación”.
Afirmó además que es “casi imposible” devolverle credibilidad al Indec, aunque recomendó “medidas radicales” para normalizar al organismo estadístico. Aconsejó “autonomía, integridad moral y competencia profesional”.
- ¿Cree que las estadísticas elaboradas por el Indec son confiables?
- Es imposible creer que sean confiables. Una vez que hay una actividad de dibujo sistemático de las estadísticas oficiales, es imposible además creer que sólo se aplican a una determinada rama [por el IPC]. La mentira es como un virus, una vez que existe no se puede limitar a un sólo dato, invade todas las actividades de la organización. Es difícil de creer que todas las demás estadísticas producidas no contienen un bajo o alto grado de algo similar. No creo que sean confiables.
- ¿Cuál es la importancia para la Argentina -o cualquier país- de tener un IPC creíble?
- O hay estadísticas públicas o no las hay. Si hay estadísticas públicas, lo imprescindible es que sean confiables. La producción estadística es una actividad de elaboración de información necesaria para que los agentes sociales o económicos sepan cómo deben actuar. La única manera de persuadirlos a prestar atención a las estadísticas es si son fidedignas. En cuanto hay razón para dudar, dejan de ser estadísticas públicas y pasan a ser ideología o propaganda. Pierden el carácter de estadísticas. La razón por la que tenemos estadísticas modernas es para disminuir la incertidumbre de la información y para acercarnos a la verdad, a la que nunca podemos delimitar del todo. Poder reducir la incertidumbre es el propósito de las estadísticas.
- Antes y después de las denuncias públicas de la ex titular del IPC, Graciela Bevacqua, su trabajo fue descalificado por el Gobierno. Usted tuvo la oportunidad de revisar varias veces su labor, ¿cree que es una técnica calificada para la elaboración de estadísticas sobre precios?
- Trabajó conmigo en un programa innovador y ambicioso: el cálculo del poder de compra de las distintas monedas de la región, un programa financiado por el Banco Mundial. Fue una de las dos o tres principales participantes. No tengo duda alguna de la competencia profesional que tiene para este tipo de actividad.
- ¿Tuvo la oportunidad de revisar la elaboración del IPC después de que el Gobierno interviniera el Indec? ¿Qué opina de la nueva metodología?
- Me dieron una descripción de algunos de los métodos empleados por el Indec para reducir las variaciones mensuales. No es una metodología. Es un procedimiento un poco burdo. La parte tonta la disculpo por ignorancia. La otra, la que no es honesta, es más difícil de disculpar, porque se trata de la mentira deliberada y sistemática. Digo tonta, porque creo que es un intento racional, no es algo de loco. Es una tentativa organizada para disminuir el impacto de las expectativas de los agentes económicos en la tasa de inflación. Pero es tonto porque los resultados son los opuestos de los deseados y porque después de dos años de intentos fracasados nadie ha manifestado el deseo de cambiar nada. No hay aprendizaje por experiencia. No hay una concepción del efecto de la mentira sobre las actitudes de los hogares y las empresas.
- ¿Cuál cree usted sería el camino para devolverle credibilidad al Indec?
- Eso va a ser sumamente difícil .Todos sabemos cómo se puede provocar el deterioro, pero lo opuesto [devolverle credibilidad] no es sencillo. Hoy es un organismo que se ocupa de la producción de información falsa. Devolverle la credibilidad es complicado. Es sumamente difícil, casi imposible. Hay que pensar en cambios radicales, un cambio de institución, de mando, de personalidades, de la relación entre la institución y el Gobierno. Medidas radicales con honestidad y calidad profesional.
- Un nuevo Indec, ¿debe tener autonomía del Poder Ejecutivo?
- Ahora es absolutamente esencial que tenga autonomía, integridad moral y competencia profesional. Estos son los atributos indispensables. Una persona no puede verificar si lo que dice [un organismo estadístico] es cierto o no. Lo único que pueden deducir es que hay integridad moral y profesionalismo. Si esto no existe, lo que producen no tiene importancia. Para que haya integridad moral, es importante que no haya interferencia por parte del Gobierno en los objetivos de la organización. Habitualmente, la dependencia administrativa y financiera del Poder Ejecutivo es una constante, lo mismo que el nombramiento del director. Pero una vez nombrado, lo importante es demostrar su independencia. Por ejemplo, el Gobierno tiene que decidir si quiere un censo o no. Una vez definido, éste no le dice al director cómo debe hacerlo.
- ¿Cuál era la opinión suya acerca del IPC que elaboraba la Argentina antes de la intervención del Gobierno?
- Era un IPC normal, no tenía ninguna característica excepcional. Pero el IPC argentino tenía un papel muy importante en las actividades del Mercosur. En el 98 o 99 se tomó una iniciativa en la que colaboré. Había que crear un índice armonizado para todos los países del bloque y Chile. Para armonizarlo necesitábamos un IPC modelo y se utilizó el argentino, porque en términos de cobertura-producto era el más completo. Armonizamos todos, el de Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile con la lista de productos tipo o modelos que eran la característica del IPC argentino. Sin dudas, era el más normal de todos. Cuando hubo que hacer lo mismo para los países del grupo andino, seguimos utilizando el IPC argentino como el modelo, con algunos cambios claro. Era y probablemente es el más completo de todos y el más prestigioso a nivel regional. La única crítica era que estaba limitado al Gran Buenos Aires.
- ¿Cuál es la visión de la comunidad internacional con respecto a lo que sucede en el Indec?
Por un lado, en el plano humano hay algo sumamente triste. Los institutos estadísticos tienen una característica: muchos de los profesionales dedican su carrera a las actividades del instituto. Saber que esta política tuvo como consecuencia destrozar la carrera profesional de varias personas es sumamente triste. Desde el plano profesional, no conozco ni una persona que tenga respeto por el Indec. Considero a la Argentina como uno de los países por los que tengo verdadera amistad. Saber que esto pasa con una sociedad sofisticada, es verdaderamente triste y es algo que no entiendo. ¿Por qué pasa esto en la Argentina? ¿Cómo puede ser? Es más triste aun cuando veo que es una opinión compartida por todos. Cuando los expertos se cruzan [en alguna conferencia internacional] con un representante del Indec, profesionalmente lo evitan.
- Entre otras cosas, algunos técnicos del Indec afirmaron que es necesario eliminar del cálculo al personal doméstico porque se trata de un salario y no un precio, ¿es correcto?
- Que consideración tan tonta. Lo que estamos examinando es el precio del bien y servicio de un hogar promedio. Si se compra un servicio doméstico, hay que incluir el precio de este servicio y darle el valor que representa en un presupuesto de un hogar típico. Cuál es el precio del servicio doméstico: el sueldo monetario y no monetario. Claro que es un salario, pero el salario es también un precio.
- Además plantearon la necesidad de eliminar consumos de la clase alta como viajes a Cancún o Miami porque no son representantivos de las clases menos pudientes, ¿cuál es su opinión al respecto?
- Eso también es tonto. En principio, yo quiero tener todos los presupuestos, desde los de las personas indigentes hasta los multimillonarios, porque los necesito como un insumo muy importante del IPC para calcular el consumo real. En el interior del IPC es fácil después obtener un corte para tales o cuales propósitos. Puedo considerar el presupuesto de las familias que ganan menos y que no consumen un Porsche y un Rolls Royce. Esto es factible dentro del IPC. Ahora, el corte arbitrario de un consumo, lo único que hace es desequilibrar las cuentas nacionales, porque la producción y el consumo de caviar y del Rolls Royce sigue en las cuentas nacionales, pero no tengo la contraparte en precios. Es un excelente ejemplo de una decisión tonta. Estas medidas tienen que ser tomadas por profesionales y es muy triste cuando los ignorantes y motivados por la ideología toman decisiones sin entender lo que están haciendo.
Un seminario con la mentira y el Indec como ejes
El consultor internacional, ex subdirector de Estadísticas de Canadá y uno de los expertos en la medición de precios más importantes del mundo, Jacob Ryten, relató a lanacion.com que el jueves y viernes pasado inauguró un seminario de estadísticas públicas en la Universidad Nacional de Colombia en Medellín hablando del tema de “la mentira y sus consecuencias”, y que, por eso, el tema del Indec estuvo a la orden del día. “Decidí que esto era demasiado importante para no incluirlo en la actividad inaugural”, dijo Ryten. El experto agregó que era muy útil “tener una definción técnica de mentira” y que “la referencia” era el IPC argentino. “La Argentina es el único país civilizado que conozco donde el Gobierno ha hecho un intento deliberado, financiado con recursos públicos, para malinformar al público sobre una realidad importante”, explicó.
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