Diario Correo Perú.- Realmente, los acontecimientos de las últimas semanas en nuestro Perú nos pueden servir, a parte de causarnos un episodio depresivo, nos hace reflexionar sobre si es tan cierto eso de que somos un país democrático.
Un presidente que al parecer divide al país en ciudadanos de primera, segunda o tercera clase, que más parece una propaganda de LAN, además a todo aquel que exija sus derechos automáticamente es calificado de antidemocrático, subversivo, rebelde, etc. Pregunto yo, ¿todo aquel que pertenezca al aparato estatal de turno es la encarnación de la democracia?
También la otra parte, que ha tomado como costumbre el pedirlo todo por la fuerza, bloqueando carreteras, ponerse penacho o poncho para demostrar su amor a la tierra cuando muchos de ellos talan bosques indiscriminadamente y con sus minas clandestinas contaminan ríos y vertientes en un planeta que muere de sed, tomando como bandera símbolos que, es lo más probable, ni siquiera sepan su significado. Como podemos ver ambas partes están viviendo totalmente una esquizofrenia colectiva, una desorganización de las ideas que permite la manifestación desbocada de los impulsos instintivos, que por lo general cuando están lejos de la razón no mide sus consecuencias. Cabría también parafrasear al celebre Shakespeare en su obra titulada Hamlet, cuando este dice: "to be or not to be", el siempre recordado ser o no ser, ya que en este país habría que preguntarse si se es o no se es ciudadano de segunda clase y cuáles son las diferencias con los de la primera clase, en fin, retóricas que sólo llevan a una conclusión: el nivel de ignorancia es tal que los peruanos tienen que recurrir a viejos artilugios para poder tener una identidad social. Después de todo, el alto índice de analfabetismo, extrema pobreza y, por descarte, ser uno de los países que menos leen, nos muestra que estamos viviendo una democracia de la ignorancia. No por gusto los chilenos dicen que estamos aproximadamente 56 años terrestres de distancia, claro está que no sólo en lo económico sino en lo más trascendental: la cultura e identidad (recordemos que cultura e identidad no sólo son trajes típicos y danzas autóctonas). Concluyo con: Democracia + Ignorancia = IGNOCRACIA, ese el término exacto de la realidad política del Perú.
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