Colaboración de Marcelo
La noche del martes compartí en familia el emocionante momento del rescate de los mineros atrapados en Chile, saliendo a la superficie del desierto de Atacama. Florencio Ávalos se deslizaba por el estrecho agujero dentro de la cápsula Fénix II y los observadores preparaban las bocinas de los autos y las sirenas de las ambulancias para hacerlas vibrar en el preciso instante del salvamento, y cuando estalló la estridencia, el hijo del minero se puso a berrear y sonaron las notas del himno nacional de Chile. El rescatado fue bienvenido por su mandatario Sebastián Piñera con un fuerte abrazo, y por toda la nación, y por millones de curiosos que en todo el mundo presenciábamos el acontecimiento. No estaba el hombre saliendo al espacio sino viniendo del inframundo. El momento fue espectacular, hasta cuando se me heló la sangre y rompió el hechizo tras escuchar el suspiro ingenuo de una de mis hijas exclamando: ¡Qué lindo ser chileno! Detrás de tal expresión percibí la ausencia de ese sentir que buena falta nos hace en un país donde nuestro Presidente debe recurrir a campos pagados para expresar su repudio ante la deshonra de la que fue víctima en un acto imperdonable motivada por un empresario de sobra conocido y su corte de salvajes que, perdiéndole el respeto, lo ajusticiaron entre burlas y aplausos, como hacen los niños malcriados en la escuela primaria con los débiles. La acción no tiene disculpa, y seguramente traerá consecuencias inevitables para el sector empresarial, que tendrá que ablandar su postura en la próxima discusión del Pacto Fiscal. Una cosa es el planteamiento de ideas, la oposición, y otra muy diferente mantener la compostura y el respeto. Entonces me puse a pensar qué hubiera pasado si un accidente similar hubiera ocurrido en nuestro país. ¿Nos habríamos enterado de la existencia de los desaparecidos o los habríamos dado por muertos y enterrados? ¿Habríamos sido capaces de integrar a obreros, empresarios y políticos en un solo grupo para organizar el plan de rescate?
El himno nacional de Guatemala suena en todos los actos protocolarios, antes de los partidos de fútbol, en algunos colegios, pero tengo mis dudas si estará metido en la sangre de las nuevas generaciones, si sienten algo muy dentro, esa emoción que proporciona el apellido familiar que se respeta, esa sensación de dignidad que integra a los grupos afines, la creencia de pertenecer a un conglomerado y la certeza de que dentro de ciertos límites territoriales los habitantes nos conocemos, nos protegemos y nos ayudamos. En la actualidad, los guatemaltecos salimos a la calle cuidándose de los demás, temiendo ser asaltados, no pudiendo sentir con naturalidad el orgullo de los chilenos. Una asignatura pendiente que debemos empezar a construir como un legado para las nuevas generaciones.
Artículo original
Convenio 176 de la OIT ( Organizacion Internacional del Trabajo ) Este convenio nos otorga el derecho a compartir la informacion de la mina, a participar en desiciones y sobre todo, a paralizar las explotaciones inseguras. En Chile se ve el tema de la paralizacion, como una restriccion al mercado, y ese es el gran problema. Dijo Javier Castillo , director nacional de la confederacion minera de Chile. El 30 de Junio nos presentamos en el parlamento, ante la comision de el trabajo. El 1o de Julio, ante el ministro de mineria. El 3 de Julio, el minero Gines Cortez, perdio su pierna en la mina San Jose. El 5 de Julio volvimos al Ministerio de Mineria. No nos atendio ni el Ministro, ni su jefa de Gabinete, para que escuchara todo lo peligroso que rea trabar en la mina . Luego ocurre el derrumbe. Paren ya la farandula de este gobierno !!
ResponderBorrar1:09: hay que esperar cuáles son los nuevos para mejorar la seguridad de los trabajadores, después emitir juicio. Por lo demás existe autocrítica y eso es a nivel mundial (por los medios), asi que si no se cumple, se pisarán la cola.
ResponderBorrarOtra cosa es que no te guste el gobierno.