Los trabajadores de la mina de Chile, atrapados desde el 5 de agosto, ya ven la luz al final del túnel (y nunca mejor dicho), tras la llegada de las máquinas hasta su posición. Sin embargo, el rescate no será en absoluto una tarea fácil. Aún se necesita provocar dos explosiones y confiar en que todo salga según lo planeado.
El rescate podría tardar hasta dos o tres días más, y para que tenga lugar, dos de los trabajadores atrapados deberán colocar unas cargas explosivas para permitir el mejor acceso de la cápsula Fénix, según informa el diario chileno El Mercurio.
La cápsula, de cuatro metros de alto, 53 centímetros de ancho y 460 kilos de peso, irá rescatando uno por uno a los mineros, con un tiempo estimado de una hora por persona. Sin embargo, el Ministerio de Salud chileno ha descartado la lista con el orden de salida propuesto.
El equipo de trabajo tiene previstas tres cápsulas por si falla la primera, y en el ascenso a la superficie, a cada minero le acompañará un médico y otro minero especializado en el rescate.
Desde su salida, cada minero estará monitorizado por un aparato de medición corporal que chequeará su frecuencia cardiaca, anaeróbica y temperatura corporal. Además, estará preparado el hospital de campaña para atender las necesidades particulares de cada uno.
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