El empresario naviero oriundo de una isla chilota, Constantino Kochifas Cárcamo, que falleció el domingo, a los 79 años, nunca negó sus orígenes humildes. Su infancia fue de grandes carencias económicas, las que superó gracias al empuje de su padre: con trabajo duro y ahorro, clave en su historia empresarial, la que cuenta con orgullo en su autobiografía "Mi historia, Bitácora de un Capitán".
Hijo de un inmigrante griego que llegó a Puerto Montt en 1924, él y sus cuatro hermanos fueron criados sólo por su padre. Su madre murió en 1935. Su carácter emprendedor dejó entrever desde pequeño que las cosas las haría a su manera. A los ocho años entró a la Escuela 7 de Puerto Montt, la que dejó dos años más tarde, molesto con una profesora que lo tenía "para los mandados".
Siguió sus estudios en la Escuela 2 de la misma ciudad, hasta los 13 años. Entonces, cansado de caminar sin zapatos varios kilómetros todos los días para ir al colegio, convenció a su papá, Anestis, de que lo mejor era trabajar.
Su primer trabajo
Comenzó seleccionando y limpiando mejillones en un vivero de moluscos donde también trabajaba su papá. Desde entonces éste le enseñó que la clave del éxito estaba en el ahorro. Los hermanos Kochifas siguieron su ejemplo, decididos a contribuir con la economía familiar. Recién empezaban su vida laboral cuando Anestis les llevó un cajón de clavos convertido en alcancía. "Hijos, siempre hay que ahorrar porque el día de mañana nos podemos comprar una lancha", los animó, según afirma en su autobiografía el empresario. La frase lo marcaría por el resto de su vida.
Dos años después de llevar la alcancía a casa, la abrieron. Lo ahorrado les alcanzó para comprar un terreno de 2.500 m², madera para construir su primera casa y una lancha, además de ropa elegante: el primer terno que Constantino recuerda con orgullo en sus memorias.
Primeros negocios
Ya con lancha, los Kochifas se lanzaron al mar con todo. Con las enseñanzas de su padre, hacían sus propias redes y comenzaron la actividad de la pesca artesanal: merluza, toyo y calamares.
El éxito los llevó a construir muchas lanchas, cada vez de mayor tamaño. La empresa crecía junto a su actividad. Comienzan a comprar mariscos a los recolectores de la zona, y, de paso, van dándole seriedad a esa actividad en la zona. Constantino conoce a Noemí "Mimí" Coñuecar y luego de dos años deciden casarse.
Ya con varias embarcaciones, a fines de los 50 la autoridad marítima pone el primer problema para los Kochifas y otros empresarios navieros de la zona: necesitarían capitanes con condiciones especiales para mover sus barcos. Los empresarios y armadores se unen para enfrentar el problema, y nace Armasur, la asociación gremial que los reúne en esa zona. Constantino fue el primer jefe de la entidad.
El año 1963, Kochifas cae en deuda con varios acreedores, cuando una empresa no le pagara sus productos según lo acordado en forma inicial. Comienza su etapa de fugitivo, por lo que debe arrancar durante más de un año al no poder pagar sus cuentas. En ese período arma nuevos negocios, que le permiten pagar sus deudas y volver a las canchas.
En 1978 Kochifas decide emprender en el negocio turístico, comenzando a viajar en una embarcación para ocho personas, la "Mimí", hacia la Laguna San Rafael. Toda la familia se involucra en el negocio, que termina siendo una de las empresas de turismo más reconocidas del país, y conocida en el mundo entero.
Multitudinaria despedida en Puerto Montt
"Mientras Puerto Montt duerme, Kochifas trabaja, y cuando Puerto Montt despierta, Kochifas trabaja", fue una de las frases más citadas en la despedida del empresario naviero Constantino Kochifas Cárcamo, pionero del turismo naviero en el país y fundador de la Naviera Skorpios, su marca más conocida.
Más de 1.200 personas coparon ayer las naves de la Capilla de la Inmaculada Concepción en la capital regional de Los Lagos para despedir a uno de sus ciudadanos más connotados.
"Un emprendedor y un visionario que descubrió el enorme potencial de los canales australes y fue el primero en generar un producto turístico de alta calidad", recordó el alcalde Rabindranath Quinteros.
Familiares, empresarios y trabajadores de sus empresas tomaron la palabra en la ceremonia para recordar al "navegante", el "gran capitán", el padre afectuoso, para quien su mayor empresa fue su familia.
Su esposa, Noemí Coñoecar, quien lo acompañó en todos sus proyectos, agradeció las muestras de afecto y se encomendó a Dios para que les diera fortaleza y valor para que "esa" empresa se mantenga unida, y para que lo que "dejó hecho con tanto sacrificio, se mantenga".
Fernando Huichamán, uno de sus pilotos por más de 20 años y quien estaba con él cuando le sobrevino el ataque al corazón, contó que aún recordaba cuando recién llegó a trabajar con él, y lo hacía cubrir la Ruta del Golfo de Corcovado, "y me recomendaba: "afirma tu estómago, tómate un pisco sour" ... a las 9 de la mañana".
Recordó el amor de Kochifas por el trabajo y le aseguró que sólo la tripulación del Skorpios III, en cuyo puente falleció el empresario a los 79 años, estaba en su funeral. Así es que al despedirse, le dijo: "Ya, jefe, váyase a descansar, que su tripulación va a navegar".
Los restos del empresario fueron sepultados en el Parque de La Esperanza.
Skorpios, la empresa turística que lo catapultó a la fama
Kochifas conoció la Laguna San Rafael en uno de sus viajes, cuando transportaba mariscos el año 62. Quedó maravillado. Pero no fue hasta 1976 cuando decidió emprender viajes tripulados en una pequeña embarcación (la "Mimí") para ocho pasajeros. Su mujer decide involucrarse en la naciente empresa, a cargo de la repostería para los viajeros. Al ver que hay demanda, construye su primer barco turístico, el Skorpios I, que en 1978 zarpa hacia la zona, ante la incredulidad de quienes veían mal negocio en el turismo hacia ese lugar.
El éxito de la empresa lo lleva a construir el Skorpios II. Era 1982, y el banco Español-Chile, que lo financiaba, quiebra. El empresario se queda sin apoyo para construir esa nave, y su empresa queda en prenda, ante la incapacidad de pagar las deudas. Tardaría años en llegar a acuerdo con los bancos acreedores, hasta que consiguió cancelarlo todo. Hoy la empresa, ya con un Skorpios III navegando, cuenta incluso con un astillero y maestranza naval, terminales de embarque de pasajeros, y más de 500 trabajadores.
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