viernes, febrero 19, 2010

Exclusión de Vargas Llosa y Edwards: El olor de la represalia

Las eventuales presiones por excluir a Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards de la sesión inaugural del próximo Congreso de la Lengua deberían ser clarificadas a la brevedad. En caso de ser ciertas las sospechas que implican al gobierno chileno en la maniobra, estaríamos frente a una expresión bárbara de intolerancia y una decisión miserable desde la perspectiva política.

No hay que descartar que se trate de una represalia revestida de hipocresías burocráticas al apoyo que ambos brindaron a Sebastián Piñera en la elección presidencial. Como siempre ocurre en los casos de rechazo a la diversidad, no sería raro que alguien del gobierno haya sentido que ese apoyo dejó una cuenta pendiente con Palacio y que no había mejor oportunidad que el congreso para cobrársela a ambos de un paraguazo.

Si así fue, sería lamentable. Tan lamentable como que se esté rompiendo la tradición de escuchar a políticos, pero también -por favor- a escritores en la apertura de los congresos de la lengua. Cuesta entender esta exclusión por asuntos de agenda o programación, tal como costaría comprobar que el actual gobierno ama y respeta a los artistas e intelectuales sólo cuando éstos responden a las expectativas y al libreto del poder.

El único saldo positivo que deja este episodio es que vuelve a exponer con alguna crudeza las tensiones entre el mundo de la cultura y el mundo del poder. Esta relación nunca ha sido fácil e incluso es sano que entre uno y otro se interponga una corriente de ironía y de sospecha. Preferible eso a las "culturas oficiales" y a tanto artista o intelectual acostumbrado a bailar la música que le toquen en los carnavales culturales o a oficiar de telonero en los actos oficiales.

Cuando fue a La Habana hace algunos meses, la Presidenta hizo públicas las limitaciones de su concepto de los derechos humanos. En este incordio el test es distinto y nada tranquilizaría más al país que saber que su noción del pluralismo es bastante menos acomodaticia.

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