jueves, octubre 22, 2009

Mapa genético de las enfermedades que afectan a los chilenos

Chile destaca en el mundo por tener una fuerte prevalencia de dos tipos específicos de cáncer. Especialistas cuentan, además, cómo las viejas enfermedades infecciosas han dado paso a las patologías crónicas asociadas a un mejoramiento en la calidad de vida de nuestra población.

Chile tiene la particularidad de poseer un territorio particularmente accidentado, situación que lo convierte en el país con la más alta sismicidad de América Latina y, probablemente, de todo el planeta.

Es también el primer exportador de cobre y presenta, asimismo, la singularidad de ser el país con los más altos índices de desarrollo humano en todo el continente, según indica el último informe del PNUD. Pero también destaca por la prevalencia de dos enfermedades específicas debido a factores genéticos: el cáncer a la vesícula biliar, en el caso de las mujeres; y el cáncer gástrico, patología que se da con inusual fuerza entre los hombres.

La doctora experta en Biología y Genética Molecular de la Pontificia Universidad Católica, Pilar Carvallo, sostiene que ambas enfermedades “muestran una incidencia en Chile bastante fuerte. No existe otro país en el mundo que tiene a tantas mujeres afectadas por el cáncer a la vesícula biliar. Y en el caso del cáncer gástrico, también se da con mucha fuerza en Japón. O sea, Chile y Japón tienen los mayores índices al respecto en todo el mundo”.

“Algunos sostienen que la explicación está en el flujo migratorio que se produjo hace miles de años a través del estrecho de Beringia. Se sabe que las poblaciones indígenas de América tienen origen asiático. Pero si existiera ese vínculo, el mismo fenómeno debería darse con fuerza en China o Corea, cuestión que no sucede”, dice la doctora Carvallo. “De todas maneras, faltan estudios y pruebas para concluir la validez de esa teoría, y también para descartarla de manera concluyente”, agrega.

La experta genetista de la PUC avisa que en Chile también se observa una gran predisposición a otras enfermedades que, si bien están condicionadas genéticamente, la aparición y posterior desarrollo de éstas patologías se ven propiciadas por factores medioambientales. “Ocurre con las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes y todos los tipos de cáncer. Claro que hay una gravitación genética, pero también importa lo que respiramos, lo que comemos, el estrés al que estamos sometidos. No significa esto que la suerte de una persona está echada sólo porque tiene un padre afectado por esta enfermedad”, añade Carvallo.

“Hay otras enfermedades que aparecen sí o sí por cuestiones hereditarias. O sea, si un progenitor manifiesta una mutación genética, es 100 por ciento seguro que se desarrollará en el hijo. Ocurre con unas patologías degenerativa como las enfermedades de Becker, Mulchen, Huntigton, que son distrofias musculares muy extrañas, rarísimas”, concluye.

La epidemióloga Beatriz Marinkovich, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, aclara que el desarrollo experimentado por nuestro país, y su consiguiente mejoría en la calidad de vida de los chilenos, ha permitido ir erradicando las viejas enfermedades infecciosas de tipo transmisible (tuberculosis, rubéola, parotiditis o paperas), sin perjuicio que aún nos vemos afectados por otras como el VIH Sida, enfermedades respiratorias como el SARS y el ahora célebre “AH1N1”.

“Pero ocurre que tenemos mejores vacunas y mejores instalaciones sanitarias, lo que le permite a gran parte de la población contar con agua potable. El problema es que, conforme aumenta la expectativa de vida de los chilenos, se ha ido registrando un aumento sostenido de enfermedades crónicas, simplemente porque tenemos personas que viven más.

¿Qué tenemos ahora?

Bueno, tenemos alta prevalencia poblacional de las enfermedades vasculares. Además tenemos otra enfermedad muy común en Chile: la diabetes tanto de tipo 1 como 2. Y además tenemos la obesidad, incluso a edad temprana, que hace largo rato ha pasado a convertirse en una epidemia. Los chilenos estamos a la par con los estadounidenses en lo que respecta a la obesidad infantil, y el panorama es muy desalentador pues aún veo a mamás y papás que no le toman el peso a los problemas de salud que están provocando en sus hijos. El problema requiere de una solución integral, pues no sólo requerimos de una dieta saludable e inculcar otros hábitos saludables como la actividad física, ya que ¿quién va a sacar a los niños a jugar a la plaza si existe tanto temor a la delincuencia?

“El desarrollo de las enfermedades cardiovasculares obedece al sedentarismo, al colesterol alto, al tabaquismo y el estrés. Hay un aspecto genético a considerar pues afecta más a hombres que a mujeres”, concluye la doctora Marinkovich.

Patricia Banchero, académica de la Universidad Diego Portales, llama a la tranquilidad a quienes presentan antecedentes familiares con enfermedades de fuerte condicionante genético. “Si tenemos un bisabuelo que tuvo cáncer gástrico, tampoco es para preocuparse tanto. Si nuestro papá sufrió esta enfermedad, ahí sí que debemos tener bastante más cuidado pues el grado de predisposición es mayor. Ahí debemos realizarnos endoscopías digestivas de manera regular, someterse a exámenes para detectar la presencia de bacterias tratables perfectamente con antibióticos, bajar el consumo de sal, comer más vegetales y fibra”, asegura la doctora Banchero.

Artículo original

No hay comentarios.:

Publicar un comentario