miércoles, octubre 21, 2009

The Economist pone el ojo sobre Rapa Nui y advierte que el turismo puede generar un "colapso ecológico"

Reportaje que recoge la controversia por regular el ingreso de turistas a la isla recoge incluso las opiniones del llamado Parlamento Rapa Nui, que "está llamando a la independencia" y buscando "la formación de una unión monetaria polinésica, en la que se incluye a países como Australia y Nueva Zelanda".

El prestigioso semanario inglés "The Economist" puso su agudo ojo nuevamente sobre Chile, pero esta vez específicamente en Rapa Nui, y las últimas protestas que los isleños han realizado debido al incremento de turistas en los últimos años.

Según comenta el periódico británico, hoy llegan a Rapa Nui cerca de 70.000 turistas anuales en promedio, frente a los 14.000 de la década de 1990. The Economist explica que aquello se debe en parte, a "la lejanía de la isla" y en más medida, por "los moais, las misteriosas estatuas gigantes de piedra erigidas por los antepasados del pueblo".

Los moais según indica el semanario, que se apoya en una teoría del ensayista norteamericano Jared Diamond, "son testigos de una sociedad compleja de hasta 20.000 personas, que más tarde se redujo sólo a una sombra, producto del estrés ambiental y la deforestación".

Aquello, relata, puede volver a pasar pues "hoy la Isla de Pascua una vez más se enfrenta a amenazas ambientales". Para graficarlo mejor, explica que en Rapa Nui no existe un sistema de alcantarillado, lo cual amenaza las fuentes de agua subterránea. Sobre lo mismo, destaca que será difícil construir uno, por el eventual daño que se pueda causar a sitios arqueológicos. A ello, se deben agregar los continuos cortes de electricidad, debido a que los generadores funcionan con diesel.

El periódico cita a Marcelo Pont, vicepresidente del Consejo de Ancianos de la isla, quien sostiene que efectivamente "muchos isleños están preocupados. Los turistas deben limitarse a 50.000 al año y ser, preferiblemente, de buena situación económica".

En tanto, Edgard Herevi, de la cámara de turismo local, señala que los turistas del continente tienen resentimiento y sólo "están interesados en el sol, la arena y las piscinas".

The Economist señala que la población actual de la isla es de 5.000 personas, frente a las 3.300 de 2002. Del progresivo aumento de habitantes, sólo la mitad corresponde a descendientes locales, quienes se quejan además que los recién llegados están compitiendo en el comercio de la artesanía, talla de madera y venta de moais y collares de concha.

Sin embargo, el nivel de cesantía en Rapa Nui es casi nulo debido al propio turismo y a la inversión pública. El semanario reconoce en todo caso que "el gobierno de Chile está proponiendo leyes para reforzar el gobierno de la isla, lo cual les permitirá controlar la inmigración". A ello, se sumaría la idea de "elevar la cuota de entrada al Parque Nacional Rapa Nui".

Pese a ello la primera de estas ideas, que considera una tarjeta especial de ingreso a la isla que debe ser llenada por los visitantes para regular la inmigración y el turismo, sufrió un duro revés esta semana luego que la Corte Suprema de forma unánime la declarara ilegal por "arbitraria e inconstitucional".

En todo caso, advierte que el llamado Parlamento Rapa Nui, un grupo de isleños que se escindió del Consejo de Ancianos, "está llamando a la independencia" y que estarían buscando "la formación de una unión monetaria polinésica, en la que se incluye a países como Australia y Nueva Zelanda".

El semanario termina su nota citando a Sergio Rapu, arqueólogo y ex gobernador de la isla, quien señala que "tales afirmaciones son simplemente un signo de frustración económica". Sin embargo, The Economist se pregunta si efectivamente "una mayor autonomía podría ayudar a Rapa Nui a evitar un nuevo colapso ecológico que no se pudo soslayar hace siglos".

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