viernes, octubre 23, 2009

Dos proyectos apuestan por las algas en Chile

Grupos chilenos trabajan por separado en dos iniciativas innovadoras con el mismo denominador común: las algas.

Una, microscópica. La otra, tan común como el cochayuyo. En la primera, se han invertido US$ 5 millones y busca generar un pigmento natural para darle al salmón su color rojizo, mientras que el segundo pretende generar biocumbustibles por medio de la fermentación del recurso en cuestión, para lo cual ya se han destinado US$ 3 millones, conforme con lo publicado ayer en La Tercera.

Astaxantina natural

Mezclada en la comida que se proporciona a los salmónidos, la astaxantina es la sustancia responsable del color anaranjado de la carne de estos peces. El abastecimiento proviene del extranjero y es fabricado en forma sintética por laboratorios europeos. El pigmento representa un quinto de los costos de alimentación.

A partir de diciembre, un proyecto instalado en el Valle del Elqui (Región de Coquimbo) entregará a la industria local astaxantina natural producida en Chile. En un fundo de la localidad de La Caldera, comuna de Vicuña, se encuentra la planta de Alimtec, un consorcio formado por Fundación Chile, Inversiones PSI y la química alemana Bayer. El plan tiene el apoyo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo).

La tecnología utilizada es muy particular. Fue desarrollada completamente en Chile, en investigaciones efectuadas en la última década. Se basa en el cultivo de un alga microscópica, el heamotococcus pluvialis, similar a la que aparece en las piscinas sin asear. Mientras cuenta con humedad, esta especie es de color verde, pero ante condiciones de carencia de agua y alta irradiación solar, produce astaxantina, volviéndose roja. En la naturaleza, este mecanismo le permite proteger su ADN de los rayos del sol en las estaciones secas. Otras dos industrias, una en Hawai y otra en Israel, elaboran cantidades significativas de astaxantina a partir de heamotococcus pluviales, pero usan técnicas distintas. El modelo chileno permite el uso de reactores abiertos, donde pueden controlarse mejor las potenciales contaminaciones biológicas, y a menor costo.

Alimtec ha invertido US$ 5 millones de los US$ 7,3 millones que tiene previstos en tres años. En el predio donde antaño florecían frutas y hortalizas, hoy se levantan un edificio de oficinas, laboratorios, tres invernaderos, una planta de proceso, 84 piscinas bajas de concreto para el crecimiento de las algas y tres estanques para la decantación del material. En el futuro, según el progreso del negocio, se agregarán otras 42 piscinas grandes.

Biocombustibles

Crear biocombustibles por medio de la fermentación de algas, como el cochayuyo. Esa es la nueva apuesta del fondo de inversión Austral Capital, ligado a doce importantes empresarios, como José Luis del Río, Rafael Guilisati, Juan Claro, Víctor Hugo Puchi, Bruno Philippi y Andrés Concha, entre otros, el que, además los aportes privados, cuenta con el respaldo de la Corfo.

Austral Capital, fondo que invierte en empresas en etapas tempranas con potencial global, comenzó a funcionar en enero del 2008, con un universo posible de inversiones de US$ 9 millones. Hace pocos meses materializaron su cuarta apuesta por US$ 3 millones en una empresa norteamericana de desarrollo biotecnológico, que cuenta con tecnología que permite la producción de etanol a partir del azúcar disponible en algas marinas. Se trata de Bio Architecture Lab, donde también co-invirtieron con un fondo de inversión norteamericano.

“Esta es una empresa americana que partió desarrollando este mecanismo de biología sintética y empezó a buscar las fuentes más accesibles y se dieron cuenta de que podían ser las algas. Luego comenzaron a ver cuál era el país donde podía tener más sentido el proyecto y nos contactaron”, comentó Felipe Camposano, socio y gerente de inversiones de Austral Capital.

Hasta el momento, el proyecto sólo se ha realizado en laboratorios en Estados Unidos con algas chilenas, pero ya está en desarrollo una primera escala piloto en Puerto Montt y la Isla de Chiloé (Región de Los Lagos).

“La idea es utilizar el alga que existe en Chile de manera de no intervenir en la fauna local. El alga es la planta que crece más rápido a nivel mundial, no utiliza agua dulce ni fertilizantes y no compite con zonas de alimento”, dijo el socio fundador y gerente general de Austral Capital, Gonzalo Miranda. “El próximo año deberíamos tener la primera planta funcionando en el sur”, agregó.

Austral Capital también está evaluando varias otras alternativas respecto de la producción de biocombustibles, tales como celulosa, algas y microalgas, que apuntan a reemplazar la importación de petróleo de nuestro país.

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