Más de 40 mil chilenos cambiaron sus nombres el año pasado, la mayoría por haber sido bautizados con nombres extranjeros o chilenizados, según abogados encargados de esos trámites.
Las leyes chilenas permiten la modificación desde 1970, pero en las últimas décadas se registró un fuerte incremento de cambios de nombre. De 36 mil 313 personas en 1990, la cifra se elevó a 41 mil 561 en 2008 (un incremento de 14,4 por ciento).
Según medios locales, son muchos los chilenos que pagan el equivalente a 450 dólares por realizar los trámites pertinentes y deben meditarlo mucho porque el cambio se permite una sola vez en la vida.
El abogado Carlos Eyzaguirre explicó que los motivos más comunes del cambio son que el nombre original les parece ridículo o irrisorio o que quieran traducirlo al idioma castellano.
Aclaró que cuando se trata, por ejemplo, de nombres de origen anglo, unidos a apellidos de origen español, se suprime el nombre y se deja el segundo o se cambia por uno nuevo.
Rodrigo Pizarro, otro abogado que realiza estos trámites, coincide en que el desagrado con nombres extranjeros o chilenizados es lo que expresa la mayoría de sus clientes.
Afirma asimismo que el cambio de nombre es cada vez más común, actualmente es socialmente más aceptado, pero antes era vergonzoso cambiarse el apellido o el nombre.
También hay unos pocos que lo hacen por modificación de sexo: unos siete casos por año. Durante el 2008 sólo cinco personas efectuaron ese trámite.
La sicóloga Paula Sáez, de la Universidad Diego Portales, estima que el nombre implica una gran carga emocional, pues es el elemento que nos hace distinto del resto y que los padres eligen reflejando sus gustos y deseos.
"Cambiarlo, alerta, es cómo devolver un regalo, por lo que es necesario explicar a la familia lo que pasa".
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