El estudio del monito del monte, un mamífero marsupial que actualmente solo vive en el sur de Chile y es considerado un 'fósil viviente', ha permitido a un grupo de científicos de la Universidad Austral de Chile aportar luces en la evolución de los mamíferos.
Los resultados de la investigación, publicada en la revista Journal of Experimental Biology, muestran algunos pasos intermedios del proceso evolutivo de los mamíferos que, de forma gradual, se completó 30 millones de años atrás.
'Los resultados nos muestran que el monito del monte ocupa una posición intermedia entre el reptil y el mamífero, porque no regula muy bien las temperaturas, una característica propia de los reptiles primitivos, con procesos más rudimentarios', aseguró a Efe el profesor Roberto Nespolo, director del Instituto de Ecología y Evolución de la Universidad Austral.
Según Nespolo, el monito es el único representante vivo del orden de mamíferos Microbiotheria, ya que el resto de especies del mismo orden se conocen únicamente por restos fósiles.
Los científicos aprovecharon el mamífero primitivo, que acarrea en su genética los rasgos propios de 50 millones de años atrás, para conocer el origen de la capacidad para mantener y regular las temperaturas en los mamíferos, una habilidad que en la actualidad poseen animales como las aves o los seres humanos.
En este sentido, el animal puede sufrir cambios de temperatura interna de un rango de 10 grados celsius en un solo día, mientras que el ser humano no varía de un grado, lo que pone la vida del animal a merced de los cambios climáticos.
El equipo de Nespolo capturó una treintena de ejemplares en los árboles y los trasladó a sus laboratorios, donde fueron analizados ante diferentes estímulos externos.
'El estudio ha permitido estudiar en un animal viviente procesos muy antiguos', señaló Nespolo, quien advierte del peligro de extinción de este mamífero, que define como 'un reptil con pelo'.
El monito del monte, también conocido como chumaihuén o perrito de virtud, forma parte de la mitología local y las supersticiones aseguran que ver ejemplares o tenerlos en casa puede traer mala suerte.
Sin embargo, la tradición también dice que da buena suerte oír sus débiles gritos, parecidos a los de los cachorros de perros recién nacidos, y las creencias campesinas lo consideran 'un ratón que nace de un huevo de gallina empollado por una serpiente'.
La especie, que se encuentra en los bosques húmedos del sur de Chile, podría haber llegado a América desde Australia a través de la Antártida, cuando ambos continentes estaban unidos.
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