Por primera vez con pabellón propio, el país integra desde este fin de semana el evento de arte contemporáneo que concentra a 77 países y unas 38 muestras simultáneas.
El pabellón chileno en la Bienal de Venecia fue un sueño de años. Inalcanzable, los costos millonarios para un sitio destacado en esta plataforma clave del arte internacional nos dejaban siempre relegados a espacios incluso incómodos, usualmente dentro del Instituto Ítalo-Latino Americano.
Luego de un esfuerzo entre la Embajada de Chile en Italia, la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería (Dirac), ProChile, Fundación Imagen País y privados, el país cuenta para la 53ª versión de la bienal más antigua del mundo con un espacio de 300 metros cuadrados; una antigua construcción en los Arsenales, en una zona inmediata a la exhibición central, curada por el sueco David Birnbaum. Cerca de medio millón de dólares para instalar allí única y exclusivamente la obra de Iván Navarro (1972) -proceso cuyo avance se ve en la foto-, artista radicado en Nueva York desde 1999 y uno de los nombres que circulan más acertadamente en la escena global.
En un momento de "gran vitalidad artística" a nivel local, ésta es la manera en que el país avanza -según Emilio Lamarca de la Dirac- "en la instalación definitiva de las artes visuales de Chile en el exterior".
¿Por qué un solo artista?: "Fue decisión unánime del Consejo Asesor de Artes Visuales. Dada su trayectoria, evolución del último tiempo y la coyuntura de contar por primera vez con un pabellón propio, era el momento oportuno para destacar un trabajo sólido. La obra de Navarro da muy buenas señales sobre el presente y el futuro del arte chileno contemporáneo".
De todos modos, fue clave el apoyo que brindó la galería francesa de Navarro, Daniel Templon: al momento de confirmarse, en octubre de 2008, el arriendo del pabellón y de decidir al artista, este espacio ya había comprometido gran parte del financiamiento.
Curada por Justo Pastor Mellado y Antonio Arévalo, el montaje "Threshold" (Umbral) está compuesto por las instalaciones "Resistance" (Resistencia), "Bed" (Cama) -ambas de 2009- y "Death Row" (Corredor de la Muerte) de 2006. Allí el artista elabora una fina crítica al poder a través de objetos cotidianos convertidos en esculturas lumínicas, donde juega con puestas en escena que enfrentan al espectador al infinito. "Las piezas han sido seleccionadas por constituir momentos semánticos fuertes en su estrategia de producción. Remiten siempre a la huella de los cuerpos faltantes", explica Mellado desde Venecia.
¿Qué tan importante es estar con pabellón propio en el enorme recorrido que es la bienal?, dice el curador: "Permite (al fin) montar bien las obras. Marca la autonomía y la gran capacidad de autoproducción para colocar a nuestros artistas en un escenario digno y eficaz, que favorezca la inscripción en los circuitos eminentes del arte contemporáneo. El lugar ha sido escogido, justamente, para rentabilizar nuestra presencia. Pero para una inserción internacional nada es definitivo. Ésta es una cuestión que se construye día a día, teniendo muy claro cuál es la lectura que debemos hacer sobre las condiciones de comparecencia en función de las especificidades de cada lugar. La asistencia a bienales debe ser un elemento significativo, pero no el único".
FÉRTIL PRODUCCIÓN
La 53ª Bienal de Venecia espera recibir más de 300 mil visitantes entre el 7 de junio y el 22 de noviembre. Dirigida por Daniel Birnbaum, se centra en el concepto "Construyendo mundos", y resalta los procesos de producción, los sitios de creación y formación. www.labiennale.org
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